Los alimentos genéticamente modificados están, queramos o no, a nuestro alcance.

Sin siquiera darnos cuenta, han ido ganando terreno en nuestro mercado (un mercado agro químico con grandes señales de monopolio, liderado por solo 10 compañías y con ganancias de 30 billones de dolares al año), haciéndolos participes de nuestras comidas familiares y antojitos: salchichas, fécula de maíz, soya, margarina, harina, aceite, leche entera en polvo, cereales, etc.

Todos estos se encuentran en nuestras mesas, a rienda suelta, sin ningún tipo de ley que regule su etiquetado

Y esto es algo a lo que tendremos que acostumbrarnos (no tomándolo de manera tan complaciente, sin embargo). 2 de los 3 mayores productores de transgénicos en el mundo son nuestros grandes vecinos a los que vemos como nuestros modelos.  Y esto es algo global, demostrado en el hecho de que los cinco principales países en desarrollo (China, India, Argentina, Brasil y Sudáfrica) son líderes de este sector de cultivos biotecnológicos e impulsan su adopción en todo el mundo.

Plantas que producen semillas estériles, cultivos resistentes a los 3 herbicidas más comúnmente usados en el mercado, cosechas con la capacidad de producir insecticida en cada célula de su cuerpo, y ahora hasta el cultivo más grande del mundo (maíz) posee modificaciones que la hacen espermicida ( las implicancias de cada una de estas serán explicadas en los siguientes artículos, pero suenan preocupantes, no?).

Todo esto ocurre sin que nosotros (como sociedad democrática) tengamos algo que decir.. Es más, la mayoría siente esto como un tema nuevo y controversial, cuando en realidad nuestra ventana de decisión sobre nuestra realidad en los transgénicos se hace cada vez más pequeña.

Solo nos queda informarnos más, y compartir este conocimiento para tener poder de voto y decisión, que con convicción.

Gracias por la atención prestada.

Atte. Roberts Rios